Lituania fue la primera república en independizarse de la Unión Soviética, la transición fue radical, todo símbolo soviético desapareció, las fabricas se cerraron, el idioma ruso dejo de utilizarse. Tras poco más de 25 años de su independencia, esta pequeña república ha dado un giro de 180º, hoy día miembro de la Unión Europea.
La realidad lituana respecto a los acontecimientos soviéticos es muy sensible, tras sufrir un genocidio y en la actualidad vivir en constante terror por su vecino ruso hacen que todo aquello que se vincule a lo ruso o soviético se mire con recelo y temor por partes iguales. Los ciudadanos de etnia no lituana producto de aquellos tiempos de grandes migraciones entre repúblicas soviéticas han pasado a ser un colectivo casi invisible, aunque tienen todos los derechos a diferencia de su vecina Letonia, su idioma y herencia son de segunda clase.
El barrio Naujoji Vilnia, al este de Vilnius es un oasis de convivencia, allí etnias rusas, lituanas, bielorrusas o polacas conviven en armonía, hay un colegio ruso, iglesias ortodoxas, productos en cirílico y parejas mixtas. A priori parece un modelo de integración pero cuanto más se profundiza en él más gueto parece.
Los archipiélagos se caracterizan por estar unidos por lo que les separa, el agua, así funciona este barrio, como un archipiélago, siendo el ruso lo que les une y les separa.